- Área: 42000 m²
- Año: 0
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Fotografías:Nico Saieh, Ana Maria Pincheira
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Proveedores: Duromarmol
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Los edificios fueron diseñados como primeros prototipos con el fin de explorar 3 condicionantes diferentes a la vez.
1) Una única masa como fachada (Performance)
Desde un principio apartamos de nuestra mente el típico edificio “muro cortina”, ya que buscábamos una sola masa que fuera fácil de calentar o enfriar sin la necesidad de agregarle pieles o incurrir en un alto consumo energético.
2) La fachada como proceso de diseño (Evidencia)
Partimos con la imagen arquetípica de un cubo macizo y con aberturas organizadas de manera sistemática como un primer molde, a modo de prototipo. Luego estiramos sus aberturas en forma vertical, rompiendo toda relación entre los ubicación de los vanos y la cantidad de pisos del edifico.
El resultado de esta operación nos llevo a “una cubo macizo con ventanas verticales”, el cual decidimos leer literalmente al revés, invirtiendo el lleno por el vacío.
Así podíamos imaginar que las ventanas verticales se transformaban en machones flotantes, y el cubo macizo de fondo se convertía en una caja de cristal, negando el arquetipo inicial.
Visto desde el exterior los machones dotaran al edificio de una buena masa que permitirá suavizar las oscilaciones térmicas de temperatura entre el interior y el exterior del edificio. Desde el interior los machones permiten liberar la planta de casi todos los pilares generando una verdadera planta libre.
3) Fachada como lógica estructural (Tectónica)
Una vez que diseñamos la imagen que proyectaría el edificio, lo llevamos al máximo de pisos posibles según la normativa local y copamos la constructiblidad con 15 plantas de 780 m2.
En pleno proceso de diseño los inversionistas del proyecto nos pidieron un “office-penthouse con terraza y piscina”, ante lo cual decidimos tomar el edificio como un objeto y le hicimos un corte en la esquina más visible y literalmente desplazamos algunos metros cuadrados a un piso retirado en la cubierta, donde estaban las mejores vistas.
Este sacado detonó un cambio en el diseño y generó una estructura mixtacompuesta por un núcleo rígido envuelto en un sistema de machones y diagonales que evitan el volcamiento de la esquina e hicieron legible el camino de las cargas verticales y sísmicas hasta las fundaciones.
Finalmente decidimos hacer un segundo corte en el interior del edificio. Un gesto casi imperceptible desde el exterior, pero que nos permitió iluminar de forma natural un hall de cinco alturas que vincula todos los subterráneos, generando un gran espacio por el cual da gusto acceder desde abajo.